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lunes, 9 de julio de 2012

Pastelerismo






  Desde hace varias semanas he considerado hacer este tema y dado que he decidido cambiar la frecuencia de publicación a bisemanalidad, pues aprovecho para sacar el artículo correspondiente.


  El PASTELERISMO es algo que genera pasiones desbordadas entre diversos sectores: desde los fanáticos del fútbol que conocen el nombre de todos los jugadores y su trayectoria, hasta los profanos que disfrutan ojearlo ocasionalmente por no tener nada más entretenido que hacer [grupo en el cual me incluyo]. Para quien no lo sepa, el pastelerismo se refiere a la práctica de apoyar a equipos deportivos no nacionales [surge del fútbol principalmente el término, acuñado en argentina]: una especie de malinchismo aplicado al deporte pero en lugar de Hernán Cortés se hace con el Barcelona o Brasil.

  Y es que el asunto suele verse únicamente de dos perspectivas: una negativa donde se debe apoyar "a lo nuestro" [debatible, puesto que el propio concepto de identidad nacional es bastante cuestionable, más en el contexto venezolano], en oposición a la postura pastelera donde se apoya siempre a equipos ganadores [no suelo ver a nadie que apoye a Uganda o a los equipos de primera división de la liga inglesa] y se suele justificar en ancestría tipo "Mi tatarabuela era comadre de un rumano por lo que tenemos sangre de Vlad Tepes y de tal manera apoyamos a..."

  Ambos polos en general considero que se equivocan al no tener en cuenta que en principio el deporte pertenece a la industria del entretenimiento: por más que digamos que sirve para sacar a niños de la pobreza o de las drogas, la industria deportiva responde a los beneficios económicos que genera el espectáculo [ojo, opino que es bastante saludable e interesante al promover valores positivos mayoritariamente, además de la búsqueda del potencial humano, etc.], y, de tal manera como el arte genera o no emociones, sentido de empatía, identificación, en fin... ante ello, en realidad cualquiera es libre de admirar a sus gladiadores preferidos sin necesidad de justificar sus preferencias. Al final, la identidad es un elemento construido según los intereses de los individuos, por lo cual termina siendo absurdo explicar por que elijo tal o cual cosa más allá de por el mero gusto.




 

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