Siempre ha existido la idea de que los hombres son nefastos cocinando y en general, son ajenos completamente al arte culinario excepto para ingerirlo, preparar tragos y recalentar cosas en el microondas. No obstante, como siempre procuro observar al entorno y hacer pequeñas encuestas entre la gente que conozco o trato, he notado que cada vez más, muchos hombres han decidido entrar a la cocina y no solo eso, lo han realizado de manera exitosa: inclusive, más mujeres [no lo digo de forma machista, sino en referencia histórica] no saben cocinar y en ocasiones cuando saben hacerlo, no pasan de platillos básicos y no experimentan recetas o ingredientes diferentes.
De tal manera, siempre se suele enfocar los estudios de género en torno a como las mujeres han empezado a adoptar prácticas que históricamente han sido del género masculino: política pública, gerenciación de la industria privada, deportes "de macho", empleo de ropa masculina, etc., pero se ha dejado un poco de lado el como los hombres también han podido apropiarse de elementos que le eran completamente ajenos por ser monopolizados por las féminas. Siendo así, los fogones y el horno ahora conocen un toque distinto al de la mujer e incluso, vemos como la alta cocina [ojeen el Gourmet Channel por si no me creen] suele ser monopolizada por los hombres. No he visto la primer Bourdain recorriendo el mundo en su propio programa.
El objetivo de este tema no es entrar en controversias sobre discriminación de dominación de género, sino simplemente indicar como un espacio tan agradable como la cocina [yo mismo he incursionado poco a poco en el mundo de la gastronomía por mi cuenta y me he dado cuenta lo fantástico que es], había sido restringido a los hombres por "no ser acorde" a éstos.
Así, cualquier compañero que no haya tenido la oportunidad de probarlo, hágalo. Nada más satisfactorio que comer bien y más aún, cuando se realiza bajo las especificaciones de sabor que más nos agradan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario