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martes, 26 de junio de 2012

El psiquiatra me dijo...




    Con cada vez más frecuencia, veo como ha incrementado el acudir a un experto en las áreas de psicología y psiquiatría, para buscar apoyo emocional. Y conste, no estoy en desacuerdo con ello, me parece magnífico que colegas afines dentro de las ciencias sociales reciban ingresos y ofrezcan apoyo a las personas que consideren que lo necesiten: el mito de "Solo los locos van a ese tipo de cosas" ha sido superado afortunadamente en gran medida.

    El problema, es que he notado en variadas circunstancias, como el número de mujeres que acuden a expertos aumentó de forma exponencial, más aún por motivos sorprendentes: despechos y conflictos del corazón, o en resumen; relaciones de pareja. La frase "Mi psicólogo/quiatra me dijo 'tal' o me recetó 'cual' para superar mi depresión", ha sido monótonamente repetida en mi entorno desde hace ya varios meses.

    No cometeré el exabrupto de decir que es innecesario, dado que cada caso es particular, y hay que comprender diferentes tipos de circunstancias [aunque debo indicar que la proporción hombres/mujeres que se consultan con un profesional de la psicología, es bastante diferente], tengo la impresión de que ha surgido una suerte de tendencia, por la cual el expresar que estás tratándote por motivo de tu ruptura, sirve para reafirmar socialmente cuan grave es y autoindicar [nuevo término] cuanto se sufre. El problema de dicha actitud, es que genera un círculo vicioso [y costoso] en donde en muchas ocasiones no se logra salir de la depresión por la ruptura, sino más bien mantenerla ahí presente. 

   Como acotación, debo indicar que no solamente las rupturas suelen ser un caso de consulta psicológica/psiquiátrica, sino por ejemplo insatisfacción con la vida [éste aspecto tiene bajo cierta óptica ciertos elementos de herencia "burguesa" (odio el término)], donde al tener satisfechos los elementos básicos de supervivencia, se suele caer en el aburrimiento.

   El hecho es, que exhorto a considerar si en realidad el hecho de participar en terapia tiene como objetivo expresarse ante un desconocido sin miedo a ser juzgado, o en realidad es necesario, al ser aspectos con los que no se pueden lidiar sin ayuda profesional. 

   Llámenme vieja escuela, pero pienso que muchas de las generaciones pasadas han logrado sobrevivir satisfactoriamente sin gastar una fortuna en terapeutas... si ellos pudieron, nada indica que los grupos venideros no lo puedan conseguir también.

   

   

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